Crónica,
Nevado
Hace
algunos años atrás de mi vida, exactamente en noviembre de 2006;
emprendí un viaje a la ciudad de Manizales el cual es la consecuencia de una
salida de campo de la universidad Distrital F.J.D.C.D. Un proyecto
curricular de ingeniería catastral y Geodesia de la materia
llamada suelos, impartida por la profesora Marta.
Inicia de
la siguiente manera: salida por la calle 80; la primera parada se
hace a las afueras de Bogotá en donde se observa con detenimiento las
condiciones físicas del suelo como lo son estructura, color; además de
unas pruebas químicas como el ph; entre otras, también se presta atención al
medio ambiente, ubicación geográfica, fisiografía; luego de esto, se
reconoce con seguridad la taxonomía del suelo de esta parte de la sabana, se
toman muestras y se realiza un resumen de lo realizado.
La
segunda parada se hace en la parte rural de Guaduas (en carretera), se
mira un tipo de suelo que para esta práctica es más complejo debido a que
presenta varios horizontes (colores rojizos), con diferencia al primero, se vio
uno solo; lo que genera un lapso mayor; en éste no se utiliza herramienta
(barreno), debido a que se puede observar externamente sin cavar hueco.
Las condiciones de este tipo de suelo cambian respecto al primero observado en
cuanto al régimen de humedad,
fisiografía, y otros. Se toman muestras y se hace una descripción de esta práctica.
Y así, en
el trayecto hacia Manizales se fue observando y realizando trabajo de campo,
hasta que ya por condiciones de tiempo, es decir la hora , ya no se podía
seguir tomando y realizando pruebas de taxonomía de suelo.
Una vez
llegado a Manizales, cada grupo de trabajo se fue para un hotel a
descansar y retomar fuerzas para el grandioso día que nos esperaba.
El sábado
se madrugó con gran entusiasmo, se desayunó con buena arepa y
chocolate, como costumbre paisa, pues sabía que ya no realizaríamos
trabajo de campo, pero de igual manera ese día seria para aprender. Las ganas
de mis compañeros de pisar, tocar, vivir la experiencia y saber
realmente qué es un nevado, hacía que estuviésemos inquietos, ansiosos y
alegres. Llegamos al sitio de encuentro y partimos para el allí.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOhmSvtRbgA5QF8X0vtneDe2qJ3EVRGXZStWguE6hXDZQnkx2JKf24bRvJUEAX3QLCvxIge5POM0hz5yWXVbUDm2K5oLHiomQZKDajtQZrLRfLUKjfsqgkcnoPkhOeK_AGEZjVEtf8fhs/s200/y.jpg)
Luego de
haber partido de la ciudad de Manizales al PARQUE NACIONAL NATURAL DE LOS
NEVADOS, se llegó a un sitio donde se compró mecato maní, dulces, bebidas, en
fin, la mayor parte de alimentos
energéticos. Cabe aclarar que para asistir allí es bueno haber comido días
anteriores bastantes alimentos energéticos y ricos en calorías que nos
harán muy bien para subir al tan apreciado nevados.
Por fin
se llega a la entrada del PNN, se llamada Brisas, se recibe una inducción
en el que expertos explican quiénes pueden ascender, cómo hacerlo y las maneras
y demás indicaciones de seguridad. Se parte hacia la nieve, estando en el
páramo se observa cuán bello es; quienes no lo conocían pueden deleitarse de
esta magnífica creación del Señor, lindo observar la naturaleza, la
vegetación que capta agua de ambiente para luego distribuirlo a quebradas y
ríos; éstos que son de vital importancia para los acueductos de esta región
cafetera del país.
Después
de pasar el páramo, llegamos a la parte donde ya no se encuentra más este piso
térmico, estando a unos 4600 mts de altura; una transición entre
páramo y nieve es una especie de desierto, donde se realiza una actividad con
los guías: pegar un grito diciendo fuertemente en conjunto macunday, que tiene
un significado según nuestros ancestros indígenas. Piedras, rocas y areniscas
que en ciertas partes del recorrido complican el paso, ya que se hizo
atravesando atajos, pero por las ganas se asciende sea como sea. Casi donde se
observa mayor parte de la nieve hay un chalet en el que se recargan energías y
se quedan las personas que no pueden más.
Se
nos hizo tarde. No es recomendable subir pero yo insistí, y con mi amiga
Natalia Cruz lideramos la subida y nos les quedó más que aceptar a los guías;
no fue con mala intensión, de fondo sabíamos que no era recomendable, se hacia
oscuro el día pero las ganas y el querer tocar la nieve se nos hacia lo mejor;
lo logramos, tocamos la bandera de Colombia estando en el glaciar, fue momento
de felicidad inmensa, altura aproximadamente de 5300 mtsnm. Estando en la nieve,
una experiencia única, no me importaba congelarme; tal vez lo olvide, el hecho
es que estaba alegre, mis compañeros y yo nos deslizamos y saben qué les digo,
que es una chimba. Se hiso oscuro y se caminó de nuevo a brisas. Les cuento que
ese recorrido que hicimos fue de alrededor de 25 km, de 10am a casi 7pm….
Es una maravilla y vale la pena vivirlo…
GRACIAS
PADRE SANTO Por permitirme vivir tan bonita experiencia.
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