jueves, 13 de septiembre de 2012

Nevado Uuu



Crónica, Nevado



Hace algunos años atrás de mi vida,  exactamente en noviembre de 2006;  emprendí un viaje a la ciudad de Manizales el cual es la consecuencia de una salida de campo de la universidad Distrital F.J.D.C.D. Un proyecto curricular  de ingeniería catastral y Geodesia  de la materia llamada suelos, impartida por la profesora Marta.

Inicia de la siguiente manera: salida por la calle  80;  la primera parada se hace a las afueras de Bogotá en donde se observa con detenimiento las condiciones físicas del suelo como lo son  estructura, color; además de unas pruebas químicas como el ph; entre otras, también se presta atención al medio ambiente, ubicación geográfica, fisiografía; luego de esto, se  reconoce con seguridad la taxonomía del suelo de esta parte de la sabana, se toman muestras y se realiza un resumen de lo realizado.

La segunda parada se hace en la  parte rural de Guaduas (en carretera), se mira un tipo de suelo que para esta práctica es más complejo debido a que presenta varios horizontes (colores rojizos), con diferencia al primero, se vio uno solo; lo que genera un lapso mayor; en éste no se utiliza herramienta (barreno), debido a que se puede observar externamente  sin cavar hueco. Las condiciones de este tipo de suelo cambian respecto al primero observado en cuanto al  régimen de humedad, fisiografía, y otros. Se toman muestras y  se hace una descripción de esta práctica.

Y así, en el trayecto hacia Manizales se fue observando y realizando trabajo de campo, hasta que ya por condiciones de tiempo, es decir la hora , ya no se podía seguir tomando y realizando pruebas de taxonomía de suelo.
Una vez llegado a Manizales, cada grupo de trabajo  se fue para un hotel a descansar y retomar fuerzas para el grandioso día que nos esperaba.

El sábado se madrugó con gran entusiasmo,  se desayunó con buena  arepa y chocolate, como costumbre paisa, pues  sabía que ya no realizaríamos trabajo de campo, pero de igual manera ese día seria para aprender. Las ganas de mis compañeros de  pisar,  tocar, vivir la experiencia y  saber realmente qué es un nevado, hacía que estuviésemos inquietos, ansiosos y alegres. Llegamos al sitio de encuentro y partimos para el allí.



Luego de haber partido de la ciudad de Manizales al PARQUE NACIONAL NATURAL DE LOS NEVADOS, se llegó a un sitio donde se compró mecato maní, dulces, bebidas, en fin, la mayor parte de  alimentos  energéticos. Cabe aclarar que para asistir allí es bueno haber comido días anteriores bastantes alimentos energéticos y ricos en calorías que nos harán muy bien para subir al tan apreciado nevados.  


Por fin se llega a la entrada del PNN, se llamada Brisas,  se recibe una inducción en el que expertos explican quiénes pueden ascender, cómo hacerlo y las maneras y demás indicaciones de seguridad. Se parte hacia la nieve, estando en el páramo se observa cuán bello es; quienes no lo conocían pueden deleitarse de esta magnífica creación del Señor,  lindo observar la naturaleza, la vegetación que capta agua de ambiente para luego distribuirlo a quebradas y ríos; éstos que son de vital importancia para los acueductos de esta región cafetera del país.


Después de pasar el páramo, llegamos a la parte donde ya no se encuentra más este piso térmico, estando a unos 4600 mts de altura;   una transición entre páramo y nieve es una especie de desierto, donde se realiza una actividad con los guías: pegar un grito diciendo fuertemente en conjunto macunday, que tiene un significado según nuestros ancestros indígenas. Piedras, rocas y areniscas que en ciertas partes del recorrido complican el paso, ya que se hizo atravesando atajos, pero por las ganas se asciende sea como sea. Casi donde se observa mayor parte de la nieve hay un chalet en el que se recargan energías y se quedan las personas que no pueden más.
foto: compañeros Ud.

  Se nos hizo tarde. No es recomendable subir pero yo insistí, y con mi amiga Natalia Cruz lideramos la subida y nos les quedó más que aceptar a los guías; no fue con mala intensión, de fondo sabíamos que no era recomendable, se hacia oscuro el día pero las ganas y el querer tocar la nieve se nos hacia lo mejor; lo logramos, tocamos la bandera de Colombia estando en el glaciar, fue momento de felicidad inmensa, altura aproximadamente de 5300 mtsnm. Estando en la nieve, una experiencia única, no me importaba congelarme; tal vez lo olvide, el hecho es que estaba alegre, mis compañeros y yo nos deslizamos y saben qué les digo, que es una chimba. Se hiso oscuro y se caminó de nuevo a brisas. Les cuento que ese recorrido que hicimos fue de alrededor de 25 km, de 10am a  casi 7pm…. Es una maravilla y vale la pena vivirlo…

GRACIAS PADRE SANTO Por permitirme vivir tan bonita experiencia.






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